Por P. José Mª Simón
Málaga, Monasterio del Olivar y, este año, en Hellín. Hemos realizado los Ejercicios Espirituales el mismo número que los apóstoles: 12, 6 religiosos y 6 laicos. Religiosos y laicos de la Familia Amigoniana. En camino sinodal, simbólico como Jesús y los doce.
El objetivo de este año ha sido: “Desde el Santo Evangelio y el Proyecto de Vida Amigoniano, renovar mi consagración a Dios y a los hermanos, acrecentando mis deseos de santidad, en conformidad con la voluntad de Dios, viviendo en el servicio del amor cristiano…(No tanto saber sobre Cristo, cuanto seguirle, imitarle y testificarle).El contenido surge de escuchar al Espíritu Santo, protagonista de los Ejercicios y reflexionar cada día sobre la Exhortación Apostólica del papa Francisco: “Alegraos y regocijaos” y la lectura espiritual del libro “Trilogía Amigoniana” del P. Juan Antonio Vives.
Hemos compartido la Eucaristía: el día 26, con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en la fiesta de su fundadora. En su Residencia estuvimos acogidos 4 hermanos, ya que en la comunidad no había sitio. Otro día compartimos con las Hermanas Clarisas la Eucaristía y la recreación. Los demás días, en la Capilla del Colegio Nuestra Señora de los Dolores, integrados con los feligreses en la Misa de la tarde.
La despedida fue en la finca de Javier, hijo de Magdalena, profesor del Colegio que nos preparó un rico asado que ni la lluvia pudo aguar. Lo material y espiritual, lo orado, paseado, el relax al aire libre o en el agua, se evaluó en las puestas en común diarias. Equipos de cocina, limpieza y liturgia, colaborando con una espontaneidad y disponibilidad servicial que hacía lo cotidiano agradable.
Un reconocimiento a los 12 participantes de este año: el P. José Luis Muñoz que, cuando oyó que era en Hellín, se dijo: “allí voy yo”; desde Chile, el P. José Luis Segarra; el hermano del P. Oltra, Vicente, y su esposa Ruth, que aceptaron la invitación al visitar el cuadro del P. Fundador de la Capilla de los Desamparados de Valencia; José Antonio Fernández, que fue profesor también del Colegio, y su hermana Marisa; Fr. Andrés Benito, que encomió el estilo de este plan espiritual; Pilar, nuestra cocinera, y su ayudante Antonia de Gea de Albarracín, quienes nos atendieron culinariamente con delicadeza; la comunidad en pleno de San Nicolás, y el P. José Oltra, que recalcó la santidad, apoyado en pensamientos del papa Francisco. Y qué decir de la apertura y disponibilidad del P. Joaquín, que nos recibió como buen anfitrión. Nos sentimos como en casa, en familia, su apertura hizo que fueran posible en este lugar tan amigoniano. Gracias, P. Joaquín, por brindarnos todo lo que eres y representas. Nos distribuimos para preparar la liturgia, los temas, la mesa…, llegando a tener sensaciones cercanas a lo que esperamos sean experiencias positivas de familia amigoniana.