Las Fallas en la comunidad del Seminario San José-EPLA

Por Mª Eugenia Fernández y P. Agripino González

Todos los años Valencia se llena de multitudes que vienen a festejar una de sus fiestas más emblemáticas, las Fallas, y en nuestra comunidad del Seminario San José-EPLA de Godella también nos unimos a dicha celebración. Y no sólo a nivel interno, sino que nos hacemos visibles a nuestro entorno; en este caso, al colegio EPLA, que nos invita a sus celebraciones. Es así como hemos estado en las que se adaptan a nuestros horarios como lo es la exposición del ninot, la batucada y la plantá.

El personal de la comunidad se encargó, en los días precedentes a la fiesta, confeccionar una falla muy bien conseguida.  A las 17:30 horas del día de San José, con puntualidad inaudita, se fueron reuniendo en el atrio de la iglesia, todos los miembros de la comunidad. Los primeros en llegar, obviamente, fueron los falleros mayores.

Acto seguido, y en ordenada procesión, cada uno con su ramito de flores en la mano, por el pasillo central del templo se llegó hasta el frontal de la iglesia donde reposó brevemente. Fue el momento en que aprovechó el P. José Oltra Vidal, con textos del P. Juan Antonio Vives, desde el presbiterio y micrófono en mano, ilustró la presencia de San José en la vida religiosa del convento desde los primeros albores de la fundación.

Luego de este breve receso la comitiva reinició su procesión hasta el altar a Nuestra Señora de los Desamparados, ramos de flores que depositan en manos de Fr. José María Martín y de Paco Pecino, quienes les fueron colocando en el altar mariano.

A continuación, los numerosos participantes al acto, en el que nos acompañaron también los hermanos de la comunidad de la Colonia San Vicente Ferrer de Burjassot- pasaron al claustro del Seminario en el que -no podía faltar un día de San José– la degustación de los sabrosos churros y buñuelos de calabaza con el chocolate caliente preparado al efecto.

Tras la rica merienda, la comitiva se dirigió hacia la puerta principal del Seminario para, ya en el exterior, irse colocando en torno a la falla que, finalmente, había de arder en honor del santo carpintero.

A las 18:15 horas se inició la quema del monumento, entre cantos propios de la quemá de las fallas valencianas, explosión de cohetes e inmensa alegría. Naturalmente, el canto fue evidentemente mejorable, no así los gritos y la alegría festiva con que se celebraba a San José.

Fue una tarde inolvidable, de clima muy agradable en estos últimos días del invierno mediterráneo, de devoción al Santo Patriarca San José y de gozo y distracción para nuestros hermanos mayores.

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