¡El triple de Ejercicios!

¿El triple de Ejercicios? Este año el triple de participantes en los Ejercicios espirituales de Benagalbón (Málaga) que el año pasado, donde decíamos que tres es plenitud. Tres veces más, ni te cuento. Pero sí, lo contamos: ¿Dónde puedes encontrar ejercitantes llegados de Filipinas, de Alemania, de Argentina, de Madrid y de Valencia, del mismísimo Teruel y también con vocaciones tan complementarias como la laical, consagrada y sacerdotal?

Esto acaece en un Encuentro que, cada año, sigue fiel a la oferta de profundizar en los valores amigonianos en ambiente distendido y comprometido, reflexionado y compartido, dialogado y escuchado. El esquema es el de costumbre: la Adoración al Santísimo junto con las Laudes, cada día preparado por un dúo. Después del desayuno, viene la hora donde el P. Oltra (coordinador de los Ejercicios le gusta que le digamos) presenta el tema: “Somos hijos de Dios y hermanos de camino al hogar paterno”. Después de la disertación es tiempo de un poco de paseo, relax, tiempo libre, meditación… para concluir con la hora intermedia y la comida. El P. Joaquín ya está especializado en la intendencia. El templete que usamos de comedor también es otro ingrediente añadido. Y la maestría de Cristina, nuestra cocinera, con su rica comida casera.

Por la tarde reservamos un tiempo para la lectura espiritual: este año con las Florecillas Amigonianas del P. José Luis Rodríguez, con base en hechos reales que provocan sonrisas cómplices. A continuación, las devociones marianas: lo religioso y lo espiritual se intercala, se mezcla, se confunde… Pronto estamos en la puesta en común de cómo se ha ido desarrollando el día. Cada uno expresa siguiendo (o no), un pequeño cuestionario. Expresar sentimientos y experiencias de lo meditado, consecuencias prácticas y sugerencias. Muchas veces ahí se abre el corazón y se descubre la riqueza (alegrías y penas) de los hermanos.

Concluimos con las Vísperas y Eucaristía. Los cantos están presentes desde la mañana. Pero ha debido faltar fe porque no ha caído el agua que tanto necesitábamos, los pozos secos y los árboles sedientos aun así generosos han repartido sus mangos.

¿Habremos conseguido el objetivo central? A saber: “crecer en el amor misericordioso que se hace oración”. Parece que esto entra en el examen final de la vida. Los medios se han puesto: principal la invocación al Espíritu Santo. Por supuesto el triple de bronceados, esperemos se note por dentro como por fuera.

Algunas ideas recogidas: “Animam salvasti, tuam predestinasti”. El amor se multiplica cuando lo compartimos. Lo que no cambiamos, lo estamos eligiendo. Esta es la mejor semana del año.

Fr. José María Simón, tc

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