Autocuidado e inteligencia emocional

40 educadores amigonianos de Madrid y Valencia han participado en las dos tandas del XIX curso de Formación Especializada, sobre “Autocuidado e Inteligencia emocional”, que han tenido lugar en los locales que la Fundación Amigó tiene en calle Laurel de Madrid, del 21 al 24 de marzo, y en el Seminario San José de Godella (Valencia), del 4 al 7 de abril.

Representando a 15 programas de intervención socioeducativa distintos: centros de protección y acogimiento residencial, centros de proyectos de acompañamiento a la emancipación, de intervención familiar y atención a la violencia filio-parental, de prevención y participación, los educadores han recibido 20 horas de formación, en cuatro sesiones.

El curso ha sido impartido por el coach y formador en educación emocional Iñaki Lascaray San Juan, del centro de investigación y pedagogía emocional “elanvital”. Con una metodología formativa y experiencial y con el objetivo de desarrollar el autocuidado y la competencia emocional en los educadores, el ponente ha tratado el concepto de salud, las destrezas y actitudes de competencia emocional, y el Proceso Emocional Básico (PEB).

En la primera sesión del lunes Iñaki nos habló del concepto de salud y de las competencias emocionales: autoconsciencia emocional, autogestión emocional, consciencia social y gestión de las relaciones, así como de los diferentes niveles del sistema emocional: sensaciones, emociones, sentimientos y patrones o esquemas emocionales. Tras el receso, el ponente trató las emociones básicas y la vergüenza, de cómo se notan, de lo que nos informan y nos piden, ya sean primarias, secundarias o instrumentales.

Iñaki utilizó la mañana del martes al proceso emocional básico y los participantes realizaron ejercicios de entrenamiento siguiendo los ocho pasos: ser consciente de tus emociones, darle la bienvenida, localizar la emoción en el cuerpo y describir tus emociones con palabras, identificar la experiencia primaria, evaluar si el sentimiento primario es saludable o no, identificar los pensamientos destructivos, encontrar emociones y necesidades adaptativas y transformar las emociones desadaptativas y los pensamientos destructivos. En grupos de tres, fueron desempeñando la persona que hace el proceso, la que le ayuda en el proceso y el observador que toma notas.   

El formador expuso los tres tipos de emociones: primarias, secundarias o sentimientos acerca de tu sentimiento primario e instrumentales o manipulativas.  Dedicó algún tiempo a la gestión emocional, personal y grupal, en cuatro pasos: pasar de lo que ocurre a lo que nos hace sentir, de lo que nos hace sentir a la emoción primaria y central, de la emoción primaria a la necesidad y de la necesidad a la acción para resolver.

A continuación, explicó las actitudes necesarias para el trabajo emocional. Siguiendo a Carl Rogers y con un enfoque psicológico centrado en la persona nos habló de la empatía, de la autenticidad y asertividad, congruencia y transparencia, y de la aceptación o consideración positiva incondicional. En la relación educativa con los chicos supone sintonizar cómo se sienten, escuchar y hacerles sentirse respetados, confianza y visión positiva de ellos, acompañando y estimulando el crecimiento de lo que son como personas.

El último día, el formador nos habló del autocuidado, que supone recuperar el potencial perdido: la escisión de conflicto interno entre el perro de arriba y el perro de abajo, la voz crítica y la parte criticada, la razón y la emoción. El cuidado y bienestar de los educadores sociales en su vida laboral precisa de unas buenas relaciones sociales. Es necesario contar de forma estructural con espacio y tiempo para descargar las “mochilas” y mejorar como equipo de trabajo de alto nivel.

El desarrollo del curso ha sido muy ágil, ameno y gratificante. El formador ha utilizado dinámicas variadas y los grupos han sido muy colaboradores. Además de los nuevos conocimientos y destrezas adquiridas, mediante las prácticas de escucha y ejercicios terapéuticos de entrenamiento, se ha posibilitado la reflexión sobre casos de la práctica educativa y el trabajo en equipo. La actitud de todo el grupo ha sido muy positiva, favoreciendo el desarrollo de la competencia emocional y una mejora del rendimiento y el bienestar del educador. Les ha permitido conectar con sus emociones y con el equipo, aumentar la autorregulación emocional y reflexionar sobre la importancia del autocuidado y bienestar para mejorar en el cuidado de los compañeros y de las personas que atienden.

Carlos Sagardoy Azagra

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