Un verano diferente en Torrent

Un centro juvenil, otro de acogida de familias ucranianas y un poco de turismo amigoniano, todo en una semana en Torrent (Valencia). ¿Con qué expectativas irías? Con suerte, sin expectativas ninguna. Es una semana perfecta para dejarte sorprender por cada situación que te encuentres al trabajar con los niños y niñas y quitarte los prejuicios que puedas tener de antes, aprender tú de estos niños/as casi más que ellos de ti.

Lo primero es el Centro Juvenil Montesión, de la Fundación Amigó. Son unos 25 chavales/as, todos/as ovejas descarriadas, con unos problemas que a unos les ha “tocado” y a otros quizás no tanto, y todos comparten una necesidad: necesitan que los escuchen y los ayuden, simplemente como a todos los/as demás niños/as; sin importar de qué raza son, en qué barrio viven, o qué situación tengan en casa. Son muchas las cosas que te llevas después de una semana con ellos/as: la satisfacción de darte a ellos/as, acompañarlos/as, ayudarlos/as y ver cómo disfrutan; también hace que te quites los prejuicios que pudieras traer y, por último, aprender la gran labor que hacen allí tanto Paco como Mª del Mar y todos los/as voluntarios/as que participan día a día en el centro.

Luego, en el centro de acogida de familias ucranianas La Purísima también se da la oportunidad de ir a trabajar un par de días con los/as chavales/as que haya allí. Allí el trabajo consiste en hacer que, aunque sea por un momento, los/as niños/as se olviden un poco de la realidad de la que vienen. Vienen de una guerra, han abandonado su casa, su gente, su vida, sus pertenencias, y están en un país completamente desconocido tratando de sobrevivir. Ver en sus caras cómo se olvidan de todo eso y disfrutan como lo que son, niños/as, e incluso sus padres, al lado, con unas sonrisas de oreja a oreja, aunque solo sea por un par de horas, esa sensación no es comparable a nada, ahí te das cuenta de lo mucho que se puede hacer y conseguir, con tan solo un par de juegos y un par de horas.

Por último, aunque no sea trabajo, hay que nombrar que Valencia es la tierra de Luis Amigó. Todos los que pertenecemos a la familia amigoniana conocemos su vida desde pequeños: donde nació, cuándo, donde fue obispo, qué fundó…. Ir allí y poder verlo en persona hace que todo eso que te enseñaron de pequeño, por fin cobre vida.

Es una experiencia gratificante en muchos sentidos, empezando por la sensación que deja haber ayudado a todos esos/as niños/as necesitados, enriquecedora por todo lo aprendido, que ya te acompañará siempre, e inolvidable por todo lo vivido durante esa semana en Torrent. En resumen, es una experiencia recomendable para todos/as.

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