Saber y Ganar: “Una experiencia para contar a nuestra descendencia”

Por Marta de Santiago, Samuel Lozano y Obec Rodríguez

¿Por qué no grabáis un video para mandarlo al programa Saber y Ganar? Y ahí empieza todo. Con esa pregunta de nuestra profesora Sandra iniciamos la aventura de participar en un programa legendario en la programación diaria de La 2 de Televisión Española.

Decidimos grabar un vídeo que fuera un simulacro del programa, lo hicimos en el cole y nosotros mismos lo editamos. No quedó mal. A los profes y resto de compañeros le gustó. Lo enviamos y nos olvidamos hasta que un día, en medio de una clase, empezamos a oír la música del programa: ¿Qué pasa? ¿Qué suena? ¡Oh, es la melodía de Saber y Ganar! Y vemos a Rosa, la directora, y a nuestra profe Sandra que entran móvil en mano a decirnos: ¡Os han elegido! Momento mágico, ¡no nos lo podíamos creer! Toda la clase fue una explosión de entusiasmo y alegría. Y llega el día. Nos vamos y los nervios empiezan en un taxi que el programa manda para llevarnos a Atocha y de allí en AVE a Barcelona. Menos mal que Sandra y Mari Carmen ponían un poco de tranquilidad a nuestra tensión.

Al día siguiente, la realidad de Saber y Ganar y la televisión se impusieron. Ya estábamos allí, en los estudios de Sant Cugat del Vallés y nos quedamos impresionados: la decoración, las fotografías de diferentes programas, la historia de la tele a través de la evolución de las cámaras, etc. Todo era como vivir un sueño… y pasamos a maquillaje. ¿Cómo nos sentimos? Sabemos que somos importantes, al menos para los que nos quieren, pero, además, nos sentimos como si fuéramos una de esas personas a las que llamamos famosos.

A partir de ahí, se inició una cuenta atrás, y llegó el momento. Entramos en el plató. Lo primero que vimos fue a Jordi Hurtado y a todo el equipo que hay detrás. Nos trataron muy bien, eran muy comprensivos y mientras nos colocaban los micrófonos intentaban distraernos para que nos relajáramos.

Jordi estuvo todo el tiempo hablándonos para desviar nuestra atención de los preparativos y, de paso, probar que el sonido iba bien. En uno de los ensayos Samuel estaba tan nervioso que tuvieron que cortar porque no acertaba con el saludo inicial. ¡Ni las buenas tardes nos salía!

Nos dieron muchas indicaciones para que todo saliera a la perfección. Cada uno teníamos una cámara y no podíamos hablar hasta que la cámara nos enfocara, tampoco podíamos desviar la mirada, y, además, teníamos que tener cuidado de dónde poníamos las manos. Muchos detalles que, obviamente, pasan desapercibidos para el espectador pero que hay que cuidar.

La concentración era máxima, no solo por lo que acabamos de decir, sino también porque no podíamos perder ni un detalle de la pregunta y la respuesta debía ser inmediata. Por suerte, llevábamos unas semanas preparándonos con Sandra en los ratos libres, ensayando las preguntas y viendo otros programas ya emitidos.

Termina el primer día y el alivio es muy grande. Reto superado. La presión de las cámaras, de la experiencia, de la responsabilidad y del deseo de hacerlo muy bien, era muy intensa, pero, salimos contentos. Pensamos que lo peor había pasado. No, no, al día siguiente, el último programa, los nervios volvieron a ser nuestros compañeros y, si cabe, más fuertes: no nos acostumbrábamos a las cámaras.

Menos mal que estaban Sandra y Mari Carmen. Sandra destaca la emoción y pasión con la que se ha vivido todo en el colegio, especialmente en las clases de 4º de la ESO.  Las profes detrás de las cámaras viendo cómo iba todo lo vivían con un sentimiento de emoción y como algo mágico. Ahí estaban sus chicos en un plató de televisión demostrando todo lo que sabían, superando pruebas y acumulando puntos. ¿Orgullosas? Mucho.

Nunca olvidarán las caras de los tres al entrar por primera vez en los platós de Televisión Española, esos ojos ilusionados, sorprendidos, alegres… Todo salió bien, como dijo Samu: “Una experiencia para contar a nuestra descendencia”.

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