Métodos de contención en situaciones de riesgo de los educadores/as sociales

Por Carlos Sagardoy Azagra

Dieciocho educadores/as amigonianos/as de Alicante, Castellón y Valencia han participado en la tanda del XXIII curso de Formación Especializada, sobre “Métodos de contención y control en situaciones de riesgo”, que ha tenido lugar en el Seminario San José de Godella, del 25 al 28 de abril de 2023.

Representando a siete programas de intervención socioeducativa distintos: de prevención y participación, de protección y acogimiento residencial, de acogimiento residencial especializado, de intervención familiar y atención a la violencia filio-parental, de intervención con menores en conflicto con la ley, de atención a menores extranjeros no acompañados, de emancipación y apoyo a la inserción socio laboral, los/as educadores/as han recibido 20 horas de formación, en ocho sesiones, sobre el tema señalado.

El curso ha sido impartido por personal especialista de Fundación Amigó, D. José Ramón Sánchez García, educador social y profesor de defensa integral y seguridad. Estuvo acompañado de Fermín Aparicio Pascual y con él pudo realizar algunos de los ejercicios prácticos que sirvieron de modelo a los participantes. José Ramón presentó la acción formativa, que tiene el objetivo de aprender a enfrentar y resolver los conflictos de una manera constructiva y no violenta y dotar a los profesionales de habilidades para gestionar de forma óptima y controlada las situaciones de crisis, utilizando los métodos más convenientes y las fórmulas menos lesivas y desarrollando el autocuidado.

En la primera sesión nos habló de la importancia de saber detectar y reconocer las conductas potencialmente agresivas y de tomar conciencia del tipo de relación a mantener ante la persona con tendencias agresivas y violentas. Es muy importante, dijo, adquirir pautas de comunicación y trato, que serán la base de la contención psicológica y que intentarán evitar la contención física, y desarrollar también pautas básicas de intervención y negociación.

El ponente nos recordó los principios y valores, los derechos de las personas y de las familias y las leyes acerca de la intervención física. Igualmente comentó los sistemas de apoyo implicados: la familia, los profesionales y las organizaciones. Importa sobremanera la información, la formación, la participación, el consenso, el consentimiento, la coordinación y la colaboración de todos.

En la sesión siguiente, el ponente se centró en la necesidad de aprender de manera teórica y práctica diferentes técnicas y estrategias de contención específicas personalizadas y adaptadas para cada tipo de usuario. Así, nos habló del ajuste de necesidades: de las distancias y lógicas orientadas al control, de las líneas de angulaciones y escapes y del momento adecuado para actuar. Y también del perímetro de seguridad: realizando ejercicios de sensibilidad aplicada a la autoprotección, habilidades respetuosas y no lesivas, y defensas básicas ante golpes. El educador debe buscar siempre la integridad de la propia persona, de las de su entorno social y/o del entorno físico.

El segundo día, el formador nos habló del concepto de conductas altamente desafiantes y de crisis, de las fases del proceso y de las estrategias a utilizar. Nos habló de la fase desencadenante, de intensificación, de explosión y de recuperación y también de las estrategias que hay que utilizar en cada fase. Ante la fase desencadenante: eliminar la causa, tratar la conducta como una forma de comunicación, desviar su atención y hacer frente al estrés. Ante la fase de intensificación, recodar las recompensas y las reglas, proporcionar oportunidades para relajarse, modificar la demanda, hacer un cambio de orientación y tranquilizar la situación. Ante la fase de explosión, despejar la zona, proteger a los otros, conseguir ayuda, dar una respuesta de baja intensidad y realizar la intervención física. Ante la fase de recuperación, dar espacio, regresar a la normalidad, realizar de nuevo la demanda, charlar sobre lo ocurrido y cuidar de uno mismo. Los participantes conocieron cada una de las estrategias y realizaron diferentes ejercicios prácticos.

Al día siguiente, nos habló también de la importancia de la prevención, presentando el tema de la contención emocional. Se hace necesario una buena acogida, la escucha activa y el saber preguntar y convencer, hacer buen uso del lenguaje verbal y su entonación y volumen, utilizar bien el lenguaje gestual, orientándolo hacia la normalidad, y realizar una adecuada regulación de la intensidad de las emociones, generando empatía y desarrollando la autoconfianza. El papel del educador debe estar basado en talantes de tolerancia, pensamiento positivo, optimismo y humor. En todo momento, los profesionales deben actuar y ser coherentes con los valores y principios de la organización, garantizar los derechos de los menores y buscar siempre el interés primordial de la persona en cuestión.

La buena práctica en este campo exige una planificación previa de la intervención física: guía de procedimientos, información de la normativa existente, registros realizados, acceso al sistema efectivo de quejas, entrenamientos periódicos, informes del personal, revisión del programa proactivo, valoración de la actuación, procesos de aprendizaje, etc. En definitiva, disponer de un buen protocolo básico en contención.  

El desarrollo del curso ha sido muy dinámico y ágil. Los ponentes han proporcionado información y, sobre todo, muchas dinámicas variadas, y el grupo ha tenido la posibilidad de realizar prácticas técnicas y conocer estrategias adecuadas a cada una de las situaciones. Los participantes han adquirido nuevos conocimientos sobre la contención emocional y física en los adolescentes, han aprendido nuevas habilidades preventivas y han destacado la importancia de la profesionalidad, la intencionalidad educativa y la vocación. Saben que tienen que planificar y participar activamente en la intervención, que tienen que coordinarse con su equipo, que tienen que saber adaptarse y evolucionar, y que su papel es creer en las personas, buscar su protección y acompañarlos en los procesos de crisis para que las superen de forma pacífica, y además saber cuidarse de uno mismo.

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