Ejercicios Espirituales 2024 en la Abadía San José

Por Fr. Carlos Sagardoy Azagra

Veintisiete religiosos amigonianos de la Provincia hemos participado en los Ejercicios Espirituales para mayores de 70 que han tenido lugar en la sala grande y capilla de la Abadía San José de Godella (Valencia), del domingo 1 al sábado 7 de septiembre, dirigidos por Monseñor José Vilaplana Blasco, obispo emérito de Santander.

Iniciamos cada día con los Laudes y la oración. Después del desayuno venía la meditación, donde Mons. Vilaplana presentaba el tema de cada día, con citas de la Sagrada Escritura, experiencias personales y algunos testimonios. Después de la disertación, reflexión personal y café. Concluíamos la mañana con la Adoración y la hora intermedia. Comida en el antiguo comedor de la comunidad, y por la tarde, la meditación, la merienda y la reflexión personal, para terminar el día con la Eucaristía con Vísperas y la cena.

Comenzamos los Ejercicios con la invocación al Espíritu Santo de Pablo VI. Por las mañanas, meditamos el primer día sobre la conversión, los otros tres días sobre el Padre nuestro y el último día sobre la Virgen María. Por las tardes, las meditaciones versaban sobre las Bienaventuranzas.

El lunes 2 por la mañana meditamos sobre la Conversión. Conscientes de que el primer protagonista es Dios, con gran confianza, y como pobre barro en manos del alfarero, nos dejamos trabajar por el Señor para ser una imagen de su Hijo Jesucristo. Somos discípulos con actitud de pobreza, sencillez y humildad. Por la tarde, iniciamos las Bienaventuranzas. “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Los buenos y malos pensamientos, sentimientos y acciones, nacen en el corazón, afloran a los labios y llegan a las manos. Hace falta tener un corazón limpio, pero habitado por el Señor. Adorar es dar sentido al tiempo.

El martes 3 meditamos sobre el Credo. “Creo en Dios Padre Todopoderoso” La alegría de Jesús porque el Padre se ha revelado a los sencillos. Necesitamos redescubrirnos como hijos de Dios. Somos fruto de un pensamiento de Dios que nos ama. Es necesario acoger a Dios como Padre para acoger a los otros como hermanos. Por la tarde, dichosos los pobres y dichosos los misericordiosos. Reconociendo nuestra pobreza y siendo misericordiosos como el Padre. teniendo confianza en que Dios proveerá, y sabiendo que Dios mira el corazón y tenemos que sentir a las personas como algo propio.

El miércoles 4, Creo en Jesucristo, hijo único de Dios”.  Reflexionamos sobre la persona de Jesús. Que se hace cercano, Dios con nosotros, servidor, dignificando todo lo que toca, entregado hasta el extremo y dar la vida y viviente, resucitado que camina con nosotros para darnos caminos de esperanza. Por la tarde, bienaventurados los mansos porque heredarán la tierra y los que lloran porque serán consolados. Siendo hombres de fiar, venciendo al mal a fuerza del bien.

El jueves 5. “Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida”. Confianza en el Padre, seguimiento del Hijo y docilidad al Espíritu. Que se revela como trinidad de personas, dador de vida y generador de esperanza, dador de los dones y carismas que los hace confluir en la unidad, produciendo los 12 frutos del Espíritu. En la segunda sesión de la mañana. “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” y “Bienaventurados los que trabajan por la Paz, porque serán llamados hijos de Dios.” Por la tarde, realizamos una salida cultural.  Visitamos el Museo Nacional de la Cerámica y Artes Suntuarias en el Palacio del Marqués de Dos Aguas, de estilo rococó. Y tomamos una horchata en Alboraya.

El viernes 6, “Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica, necesaria para la salvación, que peregrina como Misterio, Comunión y Misión y que es el camino para el establecimiento final del reino de Dios en la tierra, cultivando los atributos de Cristo en el hombre y transformando a la sociedad de manera que el mundo sea un lugar mejor y más pacífico para habitar. Por la tarde, el obispo finalizó los ejercicios con “La Virgen en el misterio de la Iglesia”, como peregrina de la fe y modela de la iglesia. Tenemos que agradecer al Señor por habernos regalado a su madre como madre nuestra. María es fiel a la Palabra de Dios, al plan de Dios, es la perfecta discípula, es Evangelio vivido. En ella se muestra el final de nuestra peregrinación. María Madre, en la grandeza es servicial, en la alegría es generosa y en el dolor es fuerte. Finalizó con las palabras de María “Aquí estoy, Hágase y Que se cumpla en mi tu Palabra” y con la bienaventuranza: dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”. Dejemos a Dios que sea Dios en nuestra vida.

Todos hemos vivido estos Ejercicios con mucho interés y con gran fraternidad, abiertos al Espíritu, reconociendo la experiencia de Dios en nuestras vidas, iluminados con la Palabra y el Cuerpo de Cristo y comprometidos a seguir amando al Señor Dios Trinidad, que es el centro de nuestra vida, a los hermanos que nos ha dado y a todas las personas de nuestro entorno. Muy agradecidos también al director de los ejercicios, que ha sabido reflexionar con espíritu franciscano y amigoniano, con lenguaje y actitud sencilla y humilde, sobre los misterios de nuestra fe, esperanza y amor.                                               

Fotos: Fr. José Mª Martín

Compartir