Mes de renovación de nuestro carisma amigoniano

Por P. José Luis Gómez de Segura

Los ocho religiosos de todas las provincias amigonianas que acabamos de hacer el Curso de Renovación vemos que ya está provocando frutos en nosotros. Las dos expertas de Ruaj, Ana Arrieta y Mary C. Rodríguez, nos hicieron trabajar muy intensamente sobre ” El encuentro conmigo mismo y mi vivencia de mi afectividad y sexualidad”. Se valieron de la música, el movimiento y la danza para introducirnos en los temas. Nos hicimos conscientes de la historia de nuestra vida y de la historia vocacional.

Cuando llegamos a la segunda semana con el matrimonio de psicólogos de México, Elizabeth Nava y Carlos Ávila, fue continuar con nuestro trabajo personal partiendo de lo que somos y experimentamos. También con la ayuda de la música y el movimiento, en algunos momentos sentíamos resistencias a dejarnos guiar valiéndose de esos elementos. A menudo, después de realizar esos ejercicios y escuchando los muchos impulsos que los acompañaban, éramos conscientes de lo útiles que eran para reflexionar sobre nosotros. Siempre entraba en juego la dimensión comunitaria. Nuestras relaciones con los hermanos han tomado mucho espacio en la temática. Ahora nos toca vivir en nuestras comunidades lo reflexionado.

Nos ayudó mucho en el curso el hecho de que entre los ocho participantes se creó muy pronto una atmósfera de cercanía y apertura, clima muy propicio para compartir.

En camino con Francisco en Asís

Después de los quince días en Roma reflexionando sobre nuestra propia historia vital ayudados de la psicología, esta semana en Asís con nuestro amigo capuchino, Jaime Rey, fue un gran regalo para nosotros, los ocho hermanos, cuatro de Hispanoamérica y cuatro de España, que nos embarcamos en el mes de renovación ofrecido desde Curia General.

Jaime nos acercó con su estilo propio e incisivo al Francisco abierto a todo lo que Dios le quería decir inspirado en el Evangelio. Partiendo de lo vivido por Francisco nos llevaba inmediatamente al terreno personal de cómo vivir hoy nuestros compromisos evangélicos en la vida fraterna en madurez y libertad. El mensaje es claro: tenemos que despertar el sueño de la fraternidad en nosotros. La relación con Dios “transita” por la relación con los hermanos. Estamos llamados a contemplar y sentir como Francisco la belleza en todo y el Bien en los demás. 

Compartir vida es más que vivir juntos. Todos necesitamos experimentar momentos felices y sentir que otros caminan cercanos sobre todo en tiempos recios de lucha y dolor. Después de esta semana llevamos en nuestro interior algo sentido intensamente y que nos quiere seguir alimentando en nuestro diario vivir.

Reviviendo nuestras raíces amigonianas

Después de la intensiva semana en Asís, viajamos a Valencia para dejarnos impregnar de la espiritualidad amigoniana con las vivas reflexiones del padre Juan Antonio Vives partiendo de las Obras Completas, de las distintas Constituciones y de otros escritos.

Hicimos la ruta amigoniana comenzando en la Magdalena y pasando después a Masamagrell. Allí celebramos la fe con la Eucaristía. En la ciudad de Valencia recorrimos los lugares de la infancia de Luis Amigó. Sobre todo, para los cuatro hermanos sudamericanos fue muy enriquecedor el estar presencialmente en los lugares amigonianos. Muy enriquecedores fueron las visitas y encuentros en nuestras presencias amigonianas, en Torrent, la Colonia San Vicente de Burjassot y en los diversos proyectos donde trabajan tantos laicos amigonianos comprometidos. Emotivo fue para más de uno el encuentro con los hermanos mayores del Seminario San José de Godella. Algunos se alegraron de encontrarse con hermanos que habían vivido en nuestras casas de América.

Disfrutamos también de los momentos en la playa que aliviaban un poco después del intenso calor veraniego. Los encuentros distendidos al final de la jornada en la terraza de Godella enriquecieron la fraternidad. Y después de un mes intenso en contenidos y de muy buena convivencia y cercanía llegó el momento de la despedida. Ahora volvemos a nuestras comunidades a vivir algo de lo que hemos recibido en este tiempo.

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