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Por Fr. Carlos Sagardoy Azagra
Treinta educadores amigonianos de Vizcaya, Cantabria, Castellón, Madrid, Navarra, y Valencia han participado en las dos tandas del XXIV curso de Formación Especializada presencial, organizado por Ayarobla, sobre “Autocuidado e Inteligencia emocional”, que ha tenido lugar en el Colegio Amigó de Pamplona del 18 al 20 de abril y en el Seminario San José de Godella del 4 al 7 de junio.
Representando a 12 programas de intervención socioeducativa y uno de educación reglada, centros de protección y acogimiento residencial, proyectos de acompañamiento a la emancipación y la autonomía, de intervención familiar y atención a la violencia filio-parental, de intervención en adicciones, de apoyo a la inserción sociolaboral, de prevención y participación, los educadores han recibido 20 horas de formación, en cuatro sesiones, sobre el tema señalado.
El curso ha sido impartido por el coach y formador en educación emocional Iñaki Lascaray San Juan, del centro de investigación y pedagogía emocional “elanvital”. Con una metodología formativa y experiencial y con el objetivo de desarrollar el autocuidado y la competencia emocional en los educadores, el ponente ha tratado el concepto de salud, las destrezas y actitudes de competencia emocional, y el Proceso Emocional Básico (PEB).
En la primera sesión Iñaki nos presentó una propuesta de acuerdos para el autocuidado y el cuidado de los otros y, tras el receso, el formador nos habló del concepto de salud y de las competencias emocionales: autoconsciencia emocional, autogestión emocional, consciencia social y gestión de las relaciones. Los elementos de una competencia son conocimientos, destrezas y habilidades, y actitudes.
En la segunda sesión, el formador expuso los diferentes niveles del sistema emocional: sensaciones, emociones, sentimientos y patrones o esquemas emocionales. A continuación, nos habló de las emociones básicas y la vergüenza, de cómo se notan, de lo que nos informan y nos piden. Dedicó algún tiempo al proceso de gestión emocional básico, personal y grupal, y nos habló también de la autoestima y de la tendencia actualizante, importante fuerza motivacional del desarrollo humano.
Iñaki utilizó la tercera sesión al proceso emocional básico. Expuso los tres tipos de sentimientos: primarios, secundarios o sentimientos acerca de tu sentimiento primario e instrumentales o manipulativos. Tras el receso, los educadores realizaron ejercicios de entrenamiento, ejercicios de escucha nivel 1 (centrada en nosotros mismos) y 2 (centrada en el otro), con el objetivo de comprender y transmitir comprensión yendo al fondo, al punto clave del asunto.
Dedicamos un tiempo a cómo gestionar los conflictos, los asuntos no resueltos y el formador explicó las actitudes necesarias para el trabajo emocional. En la relación educativa con los chicos supone sintonizar cómo se sienten, escuchar y hacerles sentirse respetados, confianza y visión positiva de ellos, acompañando y estimulando el crecimiento de lo que son como personas.
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El viernes, en la cuarta sesión, el formador nos habló de los tres tipos de vida feliz. De la vida placentera, que tiene que ver con el componente genético, crea habito y es relativamente rápida. De una vida de compromiso, involucramiento o buena vida, que supone una experiencia flujo, que te lleva a usar tus talentos al servicio de desafíos para los que posees motivaciones intrínsecas. Y de la vida con significado, la más potente, que implica tener un propósito de vida, que conoce sus fortalezas y las utiliza para ponerlas al servicio de algo más grande que tú. Los participantes refirieron diferentes experiencias propias de flujo y de inmensidad.
Tras el receso, se centró en el autocuidado, que supone recuperar el potencial perdido. El cuidado y bienestar de los educadores sociales en su vida laboral precisa de unas buenas relaciones sociales. Es necesario contar de forma estructural con espacio y tiempo para expresar nuestras emociones y sentimientos y mejorar como equipo de trabajo de alto nivel.
El desarrollo del curso ha sido muy ágil, ameno y gratificante. El formador ha utilizado dinámicas variadas y los grupos han sido muy colaboradores. Además de los nuevos conocimientos y destrezas adquiridas, mediante las prácticas de escucha y ejercicios terapéuticos de entrenamiento, se ha posibilitado la reflexión sobre casos de la práctica educativa y el trabajo en equipo. La actitud de todo el grupo ha sido muy positiva, favoreciendo el desarrollo de la competencia emocional y una mejora del rendimiento y el bienestar del educador.
Los educadores manifestaron su agradecimiento por la oportunidad de haber realizado este aprendizaje, que les ha ayudado a conectar con sus emociones y con el equipo, y ha sido muy satisfactorio y enriquecedor a nivel personal y profesional. Igualmente, manifestaron su reconocimiento al formador, por la buena atención y profesionalidad, y consideran que sería muy importante que se realizara en los distintos equipos de trabajo.