Nuestra Navidad en el Seminario San José

Por Mª Eugenia Fernández

Uno de los meses mas bonitos del año es diciembre porque en él está implícita la celebración del Nacimiento de Jesús. Y para ello se prepara la comunidad del Seminario San José-EPLA de Godella (Valencia) desde el mes de noviembre a través de una serie de actividades que preparan ese camino para que Jesús nuevamente nazca en cada corazón y lo llene de fortaleza y esperanza, de amor y caridad hacia el hermano y hacia quien le rodea, le cuida y le quiere.

Hemos hecho manualidades, hemos cantado, hemos compartido con los alumnos del colegio EPLA; nos hemos escuchado entre nosotros; hemos recordado viejas vivencias; nos hemos acercado más como hermanos y familia que somos. Hemos reído, jugado, bailado, rezado… Todo lo que se hace en familia y más.

Hemos aprendido un poco del arte del tambor y la flauta de manos del P. José María; nos hemos llenado de poesía a través del P. José Luis; hemos escuchado las concejas del P. Agripino y el P. Oltra nos ha recordado quienes somos y nuestras raíces.

Hemos hecho nuestro Belén y hemos decorado la casa, una casa donde respiramos alegría e ilusión. También hemos recordado con agradecimiento a quienes ya no están pero que compartieron con nosotros. Nos hemos reído con el amigo invisible y nos hemos manchado y hartado de chocolate caliente. Los niños de Primaria nos han regalado un concierto y nosotros les hemos regalado un villancico: “los residentes todos yayos por años”.

Y cómo no, uno de los Reyes Magos y su paje (los otros no vinieron porque estaban demasiado cansados de repartir regalos a los niños de la DANA y al resto) vinieron a traernos más regalos, ¡porque ya solo el estar aquí es un gran regalo para todos!… Como veis, estamos repletos de energía para continuar en este 2025. Sintiendo la alegría de cada religioso de la comunidad es como llegamos a la plenitud del servir con entrega y caridad, incluida la ternura y el detalle en cada actividad realizada.

Son mayores llenos de vivencias, experiencias y sufrimientos que esconden en las miradas o en las manos ya casi inútiles por el paso del tiempo que no perdona la huella del camino. Son miradas llenas de esperanza y solícitas de cariño y ganas de hacer, poniendo empeño en ellas. Mientras todo el personal pone, como decía San Camilo de Lelis, “el corazón en las manos”.

Cada cual debe cuidar, de un modo especial, las cosas que le han sido confiadas por oficio” (San Camilo de Lelis)

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