
En su sesión del 2 de julio, el Capítulo Provincial llevó a cabo la elección del superior provincial para los próximos tres años. Todo esto, con la prudencia que necesitan tales actos de gobierno. Y resultó que el religioso elegido, fray José Miguel Bello Tena, es un religioso que no es sacerdote por lo que, cumpliendo la norma del Derecho Canónico, antes de su nombramiento, tenía que ser ratificado por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano, lo que hemos tenido que esperar a la decisión tomada en el día de ayer, 7 de julio, en Roma.
La comunicación nos llegó a los capitulares esta mañana por lo que, respondiendo a la convocatoria del superior general, P. José Ángel Lostado, nos hemos reunido en el Colegio Santa Rita para llevar a cabo la elección de los consejeros del recién nombrado superior provincial.

Los consejeros que le acompañarán durante este trienio son cuatro: como vicario provincial, fray José Vicente Miguel March; de segundo Consejero, fray Juan José Baz Prieto; de tercer consejero, fray José Antonio Morala Salamanca, y de cuarto consejero, fray Rafael Yagüe Alonso.
Tras la última sesión, hemos dado gracias a Dios con la celebración de la Eucaristía, presidida por fray José Ángel Lostado Fernández, superior general, en la que el nuevo superior provincial ha hecho la profesión de fe y ha dirigido sus primeras palabras a los capitulares. De esta manera, queda clausurado este XII Capítulo Provincial.

Compartimos la cena fraterna antes de separarnos y partir a nuestros lugares de origen, esperanzados en que los Acuerdos marcados en este Capítulo y bajo el servicio de la autoridad de fray José Miguel Bello, nos embarquemos en la travesía de tres años de duración en la barca de nuestra amada Congregación.
Muchas gracias a todos por vuestras oraciones, gracias a todos los capitulares, laicas, laicos y religiosos por vuestra disponibilidad y la búsqueda común de la voluntad de Dios. Que siga llevando nuestra barca hacia la orilla que sólo Él tiene pensada en estos tiempos de incertidumbre, en los que estamos convencidos de que podemos seguir encontrando, en sinodalidad y como familia amigoniana, la voluntad de Dios para nuestras vidas.